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Gracias al aumento del uso de la bicicleta durante la pandemia, el gobierno belga duplicó su inversión en infraestructura para bicicletas.
Durante la pandemia, Bélgica experimentó un aumento rápido y significativo en el número de ciudadanos que utilizaban bicicletas y bicicletas eléctricas. Gran parte de esta conducción se realizó en una serie de carriles bici interconectados conocidos como “carreteras para bicicletas” que permiten a los ciclistas evitar las carreteras. Al ver el aumento en el número de pasajeros, el gobierno belga tomó medidas en un enfoque triple para apoyar a esos pasajeros. Tomaron medidas para aumentar la seguridad de los ciclistas, mejorar la infraestructura física y formular nuevas políticas para apoyar el ciclismo. Es un esfuerzo que estamos viendo en toda Europa.
Desde 2020, el gobierno belga ha invirtió la enorme cantidad de 1.400 millones de euros en infraestructura ciclista. Compárese eso con los casi 680 millones de euros (todavía una suma notable para los estándares estadounidenses) que la legislatura prorrateó en el período de cinco años 2014-2019.
De esa financiación, 450 millones de euros se dedicaron a las autopistas para bicicletas. El dinero se utilizó para ampliar la crimson y construir nuevos túneles y puentes.
Según un análisis publicado por el Partido Verde de Bélgica, hasta ahora sólo se ha gastado el 33 por ciento de los 1.400 millones de euros; expresaron su preocupación de que al ritmo precise de gasto, pasarán 12 años antes de que se utilicen todos los fondos asignados.
Las bicicletas eléctricas están ganando popularidad en Bélgica, al igual que en el resto del mundo. Según una investigación publicada por FPS Mobility, aproximadamente uno de cada cuatro belgas montó una bicicleta eléctrica al menos una vez en 2023. En 2022, alrededor del 22 por ciento de los belgas montó una bicicleta eléctrica, mientras que en 2023 esa cifra aumentó del 4 por ciento al 28 por ciento.
Más de la mitad de los belgas (el 57 por ciento) andan en bicicleta con regularidad. El ciclismo es más in style en Flandes, donde practica la friolera del 76 por ciento de la población. Entre los belgas en basic, el 13 por ciento de los ciclistas que no poseen una bicicleta eléctrica están considerando comprar una. En Flandes, el 18 por ciento de la población se desplaza en bicicleta eléctrica. Eso es el 18 por ciento de la población whole, no el 18 por ciento de los ciclistas.
Leer sobre cómo un país extranjero invierte en infraestructura específica para el ciclismo se parece un poco a leer una fantasía precise. Qué bueno poder viajar entre lugares en bicicleta eléctrica sin tener que andar por carreteras con SUV de tres toneladas que pasan a 50 mph. Muy pocas ciudades en Estados Unidos tienen una serie interconectada de carriles bici que puedan utilizarse para un transporte eficaz y sin calles.
Con suerte, a medida que más historias como ésta lleguen a los medios de comunicación, nuestros gobiernos comenzarán a ver que los carriles bici son muy parecidos al Campo de los Sueños: si lo construyes, ellos vendrán.
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